viernes, 13 de septiembre de 2013
"En la recta final", de Guillermo Cacace
Y allí están al principio como una prolongación de la platea... siendo uno con los espectadores. Al tiempo habrán salido de esa posición para ocupar el escenario, para hacer propio esos mundos de película. Casi como demostrando que media una decisión y uno ya está del otro lado. Luego, el vuelo. Asumir un rol activo en el relato. Relativizando la noción de propiedad en el arte. Robando escenas, recreándolas, dejando que nos atraviesen esas historias que en principio eran de otros... cada actor identificado con algún fragmento se adueñó de lo que hoy es la pieza de un gran rompecabezas que hace sentido en los bordes que se tocan, que se rozan, que friccionan... hace sentido en velocidades, ritmos, intensidades de los cuerpos que se cruzan y potencian: un modo otro de narrar. Ya no es la historia la que armará la curva, el justificativo racional de las tensiones... Cada instante se hará cómplice de otro y el encadenamiento encontrará a los actores en la posición opuesta a la que comenzaron. Tuvo lugar un viaje. Ahora los actores están sentados frente a los espectadores dispuestos a su última avanzada hacia público. En una suerte de progresión irán ganando proximidad con quien mira para después de haber jugado durante una hora o más, arrojar las máscaras por el aire y compartir la desnudez. Creo escucharlos decir un texto que no existe: Aquí estamos, desnudos, frente a ustedes... hoy nos tocó a nosotros tomar las riendas de la realidad pero queda demostrado que no es imposible crear realidades alternativas, inventar otros mundos, sobre todo siendo que el que habitamos no nos deja satisfechos. La insatisfacción halla su desafío en los espacios más hostiles y gana el placer cuando la fuerza del encuentro se antepone a las parcelas. Conmueven los permisos que el artista arrebata a lo prohibido. Actuar es vengarse le escuché decir a una actriz. Los actores están allí, es el final, de cara al público. Es el final de muchas cosas y querríamos que los finales sean más fáciles. Tal vez este final sea menos doloroso en la percepción del cuerpo colectivo. Allí están, desnudos... luego de cuatro o más años... En la consistencia terrenal de un grupo , matando los paraísos del débil ego. Allí están con la capacidad de producir alguna belleza. Allí están. Están. Estamos y no es poco.
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